La música nos transporta a otros mundos.
Es el lugar donde podemos experimentar sensaciones y emociones.
La música es medicinal y terapéutica.
De ello dan fe los médicos y científicos que estudian enfermedades como el Alzheimer, Parkinson, el Síndrome de Tourette o el autismo y que están afectando a miles de personas alrededor del mundo.
De acuerdo con estudios e investigaciones que se han realizado, la musicoterapia ha llegado a cumplir un rol muy importante en el manejo de pacientes con alteraciones cognitivas, psicológicas y de conducta.
En el caso del Alzheimer, esta enfermedad neurodegenerativa se manifiesta por un deterioro progresivo a nivel cognitivo y de trastornos conductuales. Es comúnmente conocida por la pérdida gradual de memoria y cambios en el estado de ánimo.
Sin pretender explicar sus causas, manejo o tratamiento, se ha comprobado que la musicoterapia produce mejoras en los pacientes con esta enfermedad, dependiendo de su grado de avance.
Algunas de estas mejoras se relacionan con la coordinación, ayuda a controlar la ansiedad y mejora el estado de ánimo.
Es posible que la persona que padece Alzheimer haya olvidado gran parte de su vida y a quienes la rodean, su familia, pareja e hijos, pero se ha visto que cuando escuchan la música que ha sido referente durante su vida experimentan emociones de alegría y contentamiento.
Esta escucha pasiva produce mejoras importantes en el paciente con Alzheimer y si se combina con una escucha activa, los resultados son sorprendentes.
Por otra parte, la música invita a la persona a tener actividad y a moverse al ritmo de la canción. En este punto se podría evaluar la posibilidad de utilizar la danzaterapia para mejorar otros aspectos motores y funcionales.
Estos usos de la música continúan siendo objeto de estudio por parte de los científicos y de médicos especializados.
Lo que sí es claro, es el efecto positivo de la música en sus variaciones para que se retrase, mantenga o o de alguna forma, haya mejora en algunas alteraciones presentadas por estos pacientes.
Esperemos ver más resultados positivos en las investigaciones que se siguen adelantando para proporcionar mejor calidad de vida a los seres queridos que padecen esta enfermedad.
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